Mi abuelo (y el género bobo)

                                                                                                                                                                     A la memoria de D. Luis Fernández Muñiz

Todos los años preparo en 1º de ESO una prueba inicial de redacción y aritmética que se suma a la de conocimientos y habilidades musicales. Como ya sé que los chicos vienen escasos de solfa y otras melomanías, al menos me hago una idea de cómo manejan su propio idioma. Y lo cierto es que lo manejan mal. Vocabulario mínimo, faltas ortográficas agudas como puñales, sintaxis descoyuntada, tildes y puntuación ausentes. Por no hablar de algunas caligrafías que parecen el encefalograma de un bonobo. Ejemplos:

– «e hido» (por «he ido»).

– «hestube» (por «estuve»).

– «esprotó» (por «explotó»).

– «ajín» (por «así»).

– «binieron a berme».

– «uracán».

– «aber si apruevo».

Podría seguir hasta que me venciera el sueño, pero lamentaría que ustedes no pudieran conciliar el suyo. Les doy mi palabra de que no son ejemplos seleccionados a partir de uno o dos escritos, sino que la muestra abarca al conjunto de todas las clases, cuatro en total. Claro que hay algún texto decente, pero, desde luego, ninguno brillante o con ligeros indicios que permitan detectar una alta capacidad lingüística. El techo es la mediocridad monda y lironda. A partir de ahí, un descenso vertiginoso hacia las simas del analfabetismo funcional.

Cuando uno corrige estas cosas en la soledad de su estudio, es fácil que se deje vencer por la melancolía. En los albores del curso escolar me acuerdo siempre de mi abuelo. Y no porque se cumpla ningún aniversario, pues murió un día de San Valentín, sino por la elegancia de su escritura. Mi abuelo, como tantos otros de su generación, no pudo ir a la escuela tanto como hubiese querido. A pesar de ello, estaba en condiciones de  elaborar un escrito sin temor a ponerse en evidencia.

Hoy, ochenta años después, niños que disfrutan de unas comodidades impensables entonces, que tienen a su disposición una enseñanza universal y gratuita, ultraportátiles y libros de texto sin coste alguno, diversificaciones, desdobles, refuerzos, grupos flexibles, adaptaciones curriculares significativas, profesores de apoyo, orientadores, planes de lectura, días del libro y de la paz mundial, bilingüismo, TIC, mediadores sociales, becas 6000 y loqueterondarémorena, redactan como si acabaran de salir de una película de Truffaut.

¿Cómo es posible?

El caso es que en Primaria algo deben de enseñarles. Han hecho análisis sintácticos, por más que ninguno sepa qué es la sintaxis. Han hecho análisis morfológicos. Hasta es posible que les hayan hablado del signo lingüístico. Pero no saben escribir, y muchos de ellos leen silabeando.

Sin embargo, hay una constante en todas las redacciones que he corregido, algo que se repite como un ominoso mantra de corrección política. Todos ellos se cuidan mucho de preservar la pureza del lenguaje coeducativo. Y escriben:

«Este berano e hido a casa de mis primos/as».

O:

«Hestube por hay con mis amigos/as».

Tan celosos se muestran en su custodia de la llama cocoguagua que alguno da en un hallazgo transgenérico:

«Ayí había muchos hombres/as».

Tanto escrúpulo, y tan generalizado, sólo puede ser achacable a la observancia estricta de quienes les instruyen.  Puede naufragar el lenguaje, y, con él, la comprensión del mundo, pero la superficie satinada de lo políticamente correcto brilla en todo su estúpido esplendor. Saquen sus propias conclusiones. Nos afanamos en la forja de chicos buenos, aunque sólo sea sobre un papel garabateado con renglones torcidos. Nuestra conquista cultural es un analfabetismo de género, sí. Del género vovo.

Y es que, al final, lo que cuenta no es tanto la forma como las formalidades que dictan los gurús de la ingeniería social. Al diablo las normas de escritura. Mejor asesinar el lenguaje que al prójimo. O a la prójima.

Hasta el año que viene, abuelo.

¿Quién espía los juegos de los niños?

Creí que se trataba de una broma. Supuse que era una exageración de los periodistas.

Pero no.

La izquierda más papanatas y dominguera del Viejo Continente parece dispuesta a superar sus mayores cotas de estulticia. Lean la página 13 del documento adjunto y pásmense con lo que proponen D. José Alberto Cabañas Andrés y D. Ramón Jáuregui Atondo:

Comisión de Igualdad

161/001065

A la Mesa del Congreso de los Diputados

En nombre del Grupo Parlamentario Socialista me dirijo a esa Mesa para, al amparo de lo establecido en el artículo 193 y siguientes del vigente Reglamento del Congreso de los Diputados, presentar la siguiente Proposición no de Ley relativa a la promoción de juegos infantiles no sexistas en el ámbito escolar, para su debate en la Comisión de Igualdad.

Exposición de motivos

La Ley Orgánica 1/2004, de 28 de diciembre, de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género (en adelante Ley Integral) recoge un conjunto de medidas de sensibilización, prevención y detección que son consideradas esenciales en una ley que se caracteriza como integral y esenciales también en la lucha del Estado de Derecho para remover el obstáculo que por causa de discriminación sexual impide a la mitad de sus ciudadanos el ejercicio libre e igual de derechos. El legislador orgánico pone de manifiesto esa importancia al establecer su implantación como fin a alcanzar para lograr erradicar la desigualdad entre mujeres y hombres.
Así, son recogidas como principio rector en el frontispicio de la Ley y en su artículo 2.

Por otra parte, la Ley Orgánica 2/2006, de 3 de mayo, de Educación se inspira, entre otros principios, y con el antecedente jurídico importante que supuso la Ley Integral, en el desarrollo de la igualdad de derechos y oportunidades y el fomento de la igualdad efectiva entre mujeres y hombres. Asimismo, la Ley de Educación dispone que alcanzar la igualdad real y efectiva de derechos y oportunidades entre hombres y mujeres es un fin al que se orientará el sistema educativo español. Con ello el legislador realza e impulsa la realización de la igualdad de mujeres y hombres en su triple faceta jurídica de derecho fundamental, valor superior del ordenamiento jurídico y principio de actuación de los poderes públicos, para la remoción de los obstáculos que impidan la consecución de la misma. En este sentido nuestra legislación considera la educación en igualdad un elemento básico de la misma y debe ser un elemento transversal de todo el sistema educativo.

De las afirmaciones anteriores se desprende que cuanto más precoz sea la educación en este principio, mejores serán los resultados que obtengamos y más pronto repercutirá ello en la erradicación de la desigualdad de mujeres y hombres. Dado que el juego constituye un instrumento de transmisión de valores y principios apropiados para las primeras etapas educativas, esta iniciativa va dirigida a los ámbitos de la educación infantil y primaria. Tal y como se contempla en las medidas implementadas a partir de la entrada en vigor de la Ley de Educación, las actuaciones deben distinguirse por etapas educativas, de conformidad con los objetivos, la organización y los principios pedagógicos de cada una de ellas.

Junto a lo anterior, entendemos que hay un ámbito de la convivencia en los colegios en el que es relevante, también, que se implementen medidas para fomentar la erradicación de las desigualdades de niñas y niños: los espacios de juego no reglado que se desarrollan durante los recreos en los patios de los colegios. Como es sabido, a través del juego se transmiten valores y pautas sociales de conducta que, en ocasiones, contribuyen al mantenimiento de roles sexistas contrarios a la igualdad de niñas y niños. En este sentido, es necesario promover desde las instituciones educativas estrategias que impulsen juegos no sexistas también en estos ámbitos de juego no reglado, de manera que posibiliten nuevas formas de relación de niñas y niños, alejados de la reproducción de roles o estereotipos sexistas.

Por todo ello, el Grupo Parlamentario Socialista presenta la siguiente

Proposición no de Ley

«El Congreso de los Diputados insta al Gobierno a:

1.º Que se elaboren e impulsen protocolos de juegos no sexistas para que se implanten y desarrollen en los espacios de juego reglado y no reglado en los colegios públicos y concertados de Educación Primaria.

2.º Que en cualquier actividad lúdica desarrollada en los citados Colegios de Educación Primaria se eliminen estereotipos que mantengan los roles machistas y se introduzca el concepto de igualdad entre ambos sexos.»

Palacio del Congreso de los Diputados, 28 de abril de 2009.-José Alberto Cabañes Andrés, Diputado.-Ramón Jáuregui Atondo, Portavoz del Grupo Parlamentario Socialista.

No era broma, como ven. Lady Bibiana de los Gazules no se ha ido sin dejar un último corolario de edificante totalitarismo. De esto va la «igualdad real y efectiva» entre hombres y mujeres: de mejor constreñir los espacios de libertad, hasta el extremo de que el ocio sea tan reglado e intervenido como el nec otium. ¿Se imaginan a los maestros afeando la pasión de Kevin por la gambeta y los saques de esquina? Ya estoy viendo el informe del atribulado tutor:

Queridos Progenitores A y B:

Desde el inicio de curso venimos observando en Kevin una preocupante inclinación a reproducir viejos roles sexistas. Durante los recreos da en formar equipos de fútbol no paritarios, negándose a los preceptivos saltos de comba que el nuevo ROC ha implementado como compensación equipolente y transversal del estereotipo genérico. El maestro de guardia nos ha hecho saber que, en el fragor de la contienda, Kevin profiere cosas tales como: «La coge Cristiano Ronaldo, penetra Cristiano Ronaldo, dispara Cristiano Ronaldo…» Entenderán que estemos preocupados ante estas incipientes manifestaciones de violencia machista. Máxime cuando una de nuestras alumnas, de nacionalidad argentina, rompe a llorar cada vez que «la coge Cristiano Ronaldo».

También nos preocupa que su hijo adopte modelos tan poco recomendables como el jugador  en cuestión. Tengan en cuenta que en el patio hay alumnos y alumnas de otras confesiones a quienes puede ofender una tan reiterada apología de la Cristiandad. Por otro lado – como sin duda saben, pues es historia conocida – Ronaldo es segundo nombre puesto al futbolista luso en honor de Ronald Reagan, presidente republicano del Imperio Yanki y, en tiempos, actor conocido por sus papeles de… ¡cowboy!

Dada la grave situación, y en vista de que su hijo no atiende a las directrices de la CORRE (Comisión Orientadora de Recreos Reglados), les invitamos a que acudan a nuestros Talleres de Igualdad Efectiva para informarles de las estrategias más exitosas en lo concerniente a reeducación del ocio. Pueden ustedes elegir entre los dos módulos actualmente disponibles:

– Módulo I: «A mí también me gusta Hello Kitty, tron»

– Módulo II: «Los cromos de la palma y la transmasculinidad en el discente».

 

Ya lo decía Lenin: «Libertad, ¿para qué?»

Una posible matemática progre

Ya hemos hablado en otros artículos acerca de cómo la peor escuela contemporánea prefiere arrumbar los conocimientos para poner en su lugar los, así llamados, «valores». Dando por hecho que tales valores no merecen siquiera un previo análisis crítico, y resolviendo el problema de los universales con una soberbia facilidad que ya quisiera para sí el mismísimo Noam Chomsky.

En las revistas pedagógicas subvencionadas por la Junta de Andalucía, el exceso de farfolla de este tenor es tan abusivo que uno se pregunta si lo que se enseña reviste alguna importancia frente a la suprema cuestión del cómo. Por lo demás, el cómo siempre gira en torno a los mismos ejes: inclusividad, diversificación, coeducación, aprendizaje cooperativo, interculturalidad, ecologismo. Es decir, todos esos conceptos cuya hipertrofia ha provocado el derrumbe de otros sistemas de enseñanza más allá de nuestras fronteras. Se diría que una suerte de relativismo radical nos hubiese persuadido de que, puesto que la verdad no existe, lo mejor que puede hacerse en la escuela es apostar por los buenos sentimientos y la igualdad a toda costa. El talante crítico está aquí convenientemente excluído, de modo que los valores destacados en negrita no se acompañen de notas al pie que contribuyan a matizar sus bondades¹.

En uno de esos panfletos gubernativos se recoge una Propuesta de Decálogo para Instituciones Escolares del siglo XXI². Lo firma Jurjo Torres Santomé, de la Universidad de La Coruña. Conviene detenerse en el punto 8:

“8. Se fomenta el pensamiento crítico y el ponerse en el lugar del otro en todos los contenidos curriculares con los que se trabaja. Se presta atención a que todas las culturas tradicionalmente silenciadas (mujeres, etnias sin poder, clases trabajadoras, culturas infantiles y juveniles, opciones sexuales diferentes a la heterosexualidad, concepciones ateas y religiosas distintas al cristianismo, ecologismo,…) estén presentes en todos los recursos didácticos de todas las disciplinas y/o núcleos de enseñanza y aprendizaje. En estas instituciones educativas se tratan obligatoriamente los temas social, política y científicamente conflictivos.”

A saber lo que entenderá Don Jurjo por temas conflictivos, pero intuyo que, en estos casos, es mejor no preguntar. Por otra parte, imagínense una programación de Matemáticas de la que se exija el cumplimiento de tales premisas. Figúrense las complicadas digresiones del profesor para relacionar de algún modo las ecuaciones de primer grado con la violencia doméstica o los atávicos ritos nupciales de la raza gitana. Una vez abierta la caja de Pandora, ya no hay marcha atrás: ese mismo profesor tendrá que ingeniárselas para justificar ante sus alumnos la famosa prueba del pañuelo o el que la virginidad antes del matrimonio sea un requisito exigido solamente a la novia. A su vez, esto le permitiría hablar de coeducación con los muchachos, a quienes quizá pueda explicarles que la discriminación de la mujer sólo es nefanda en nuestra inmunda sociedad capitalista, pero no en el seno (o el coseno) de unas minorías étnicas que lo único que ambicionan es conservar las tradiciones de sus ancestros. Habría tocado, al fin, la tecla multiculturalista. Y, aunque es posible que se le ocurrieran severos dictámenes sobre la poco paritaria coyunda de catetos e hipotenusa, aún podría invertir los últimos diez minutos en explicar qué es una incógnita. Ni por ésas: la palabra “incógnita” le haría recordar que el conocimiento es una ilusión, y así se lo participaría a sus alumnos.

Éstos, sin entender nada, se mirarían, divertidos y aliviados, cuando el profesor dijese: “Mirad, mejor quitamos el examen, por elitista y neoliberal, y me rellenáis un par de fichas para mañana.”

 


[1] Por poner un solo ejemplo: La administración andaluza dedicó una partida a comprar copias de «Una verdad incómoda», el documental ecologista de Al Gore, para su proyección en colegios e institutos. Si de verdad importara el conocimiento se aconsejaría, igualmente, la visión de otros documentales que discuten las tesis de Gore. O, desde hoy mismo, se haría mención al reciente escándalo del CRU, en virtud del cual parece un hecho posible la manipulación y ocultación de datos a manos de quienes defienden el calentamiento global antropogénico.

[2] Andalucía Educativa, Época III, Año IX Nº 60, abril de 2007.