Un modelo para gobernarlos a todos

 

En el colegio donde estudié BUP había un profesor de Historia al que guardábamos un gran respeto. Era un hombre serio, de voz grave y timbrada, que se ayudaba de un bastón para caminar. Manejaba los silencios de tal modo que uno podía oír la circulación de su propia sangre helándose en las venas. Y su mirada: fija, penetrante. Implacable. Cuando Don Isaac entraba en un aula, los muchachos bulliciosos que éramos adoptábamos de forma inconsciente una efímera apariencia de adultos civilizados.

La consideración que le teníamos, sin embargo, no nacía solo del temor que pudiera infundir su porte severo. Había algo más. Don Isaac disertaba sin necesidad de apuntes, con un verbo diáfano y persuasivo. Ninguna idea, por compleja que fuese, escapaba a su esclarecimiento. En la medida en que un adolescente es capaz de admitirlo, podíamos reconocer en él las hechuras de un sabio. Por las tardes, después de la jornada escolar, dirigía un pequeño grupo de teatro formado por alumnos de los últimos cursos. Los valientes condiscípulos que pasaban las tardes con el gran hombre nos contaban que también reía y hasta se mostraba afable entre escena y escena de Bertolt Brecht.

Un año, para nuestra sorpresa, Don Isaac decidió abandonar la elocuencia y delegó en nosotros el trabajo de conocer la Historia. Solo ahora entiendo que alguien sensible a la obra de Brecht estaba condenado a escuchar los cantos de sirena de los Movimientos de Renovación Pedagógica, esa cohorte de misioneros laicos que nos trajo la LOGSE como un bálsamo de Fierabrás posmoderno e igualitario. Así que, durante ese curso, el profesor pasaría a convertirse en mero guía, y nosotros seríamos los encargados de construir nuestro propio conocimiento. Entonces no lo sabíamos, pero lo que íbamos a experimentar era una metodología innovadora que respondía al nombre de trabajo por proyectos.

  • Aún hoy, mis conocimientos de la Edad Moderna se resienten de aquel curso caótico al que nos abocaron las buenas intenciones pedagógicas de Don Isaac. Tuvimos que formar equipos de trabajo y repartirnos los diferentes apartados del itinerario que el profesor estipulaba, no ya con la perspicacia de su análisis, sino a partir de someros epígrafes. Las clases se desarrollaban en medio de una algarabía ingobernable, divididos los alumnos en grupos de seis. Por lo común, se empleaba más tiempo en reprochar la pereza de algunos compañeros que en desentrañar las consecuencias de la invención de la imprenta o las causas de la Reforma protestante. Como el estudio de la época se disgregaba en lo que pudiera aportar cada alumno, con mucha frecuencia nos faltaban claves para entender los procesos que conducían de un fenómeno a otro. Unas veces, completábamos el apartado político sin entender el sistema económico; otras, sucedía al contrario. Lo que construíamos era una enorme bola de nieve que se deslizaba por una pendiente de datos inconexos. De cuando en vez, Don Isaac se veía obligado a poner orden en aquella historia que habíamos pergeñado, tan parecida al cuento lleno de ruido y furia que se dice en Macbeth es la vida. Nosotros, claro, éramos los idiotas que lo relataban.

Más allá de la anécdota, el propósito del artículo no es cargar contra una metodología concreta: cada modelo de enseñanza puede encontrar su justificación en algún momento del aprendizaje. En un contexto que primaba el modelo de instrucción directa, Don Isaac apostó por otro que creyó más inspirador y eficiente. Y si perdió la apuesta, lo hizo en el ejercicio de su libertad de cátedra. Con la LOMLOE, la flamante y hermética ley educativa, esa libertad ha dejado de existir. Por primera vez, el legislador prescribe para todos los docentes, y con independencia de la materia, un modo obligatorio y estandarizado de impartir clase. La diversidad y el pensamiento crítico que se desean para los alumnos están vedados a quienes deben servirles de guía, lo cual supone una extraña paradoja. Poco importan los detalles de este método, al que han dado en llamar situaciones de aprendizaje y que no es sino un refrito de experiencias previas, muy arraigadas en la enseñanza primaria, que ahora se pretenden de aplicación universal. Ni siquiera es lo más grave que el nuevo procedimiento abunde en becerros dorados tan del gusto neopedagógico como la motivación, el constructivismo y los centros de interés. Lo peor de todo es que la aspiración del político sea la muy totalitaria de ceñir a todos el mismo corsé didáctico, y que aquí no pase nada. Los sindicatos callan, los profesores obedecen y las asociaciones de padres no saben o no quieren saber. Todo esto parece importar a muy pocos, a pesar de que se puedan estar demoliendo algunos principios constitucionales.

Hoy, en este escenario educativo donde tanta tolerancia se predica, Don Isaac ya no podría, aunque quisiera, hacernos el regalo de su prodigiosa oratoria.

5 respuestas a «Un modelo para gobernarlos a todos»

  1. El título me parece muy acertado. Ya no me creo que este suicidio colectivo se deba solo a la fatal estupidez de los pedagogos e ideólogos: tiene que obedecer a un plan siniestro. En los demás países occidentales también se aplican estos métodos, pero la diversidad de niveles en los centros educativos (que afecta también a la universidad) les hará salir algo mejor parados, en mi opinión. Aquí no solo deja de funcionar el «ascensor social» y cultural, es que hasta las supuestas élites van a ser incultas y apáticas a más no poder. Si algún día tengo hijos, no sé cómo podré hacer para impedir que sean aún más tontos que su padre (ya triste «hijo de la LOGSE»).

  2. Absolutamente de acuerdo. Los de arriba prescriben refrito de metodologías, recursos, ideologías, objetivos 2030, objetivos DUI , procesos cognitivos…Tics, etc, etc …cuando una gran parte del profesorado no domina cada uno de estos elementos por separado….
    Y, dejan la libertad al profesor (ahora artista) para ponerle título a su…circo personal: situación de aprendizaje.
    Nos la colaron. A ver lo que dura.

  3. ¿Los sindicatos callan? Quizás algunos o casi todos.
    El sindicato Professors de Secundària (aspepc-sps) te aseguro que no solo no calla; organiza ponencias, jornadas, conferencias, publica artículos, y sus delegados visitamos los institutos intentando trasladar nuestras convicciones a los profesores, y por fortuna cada vez son más los que nos escuchan y apoyan.
    ¡Gracias y enhorabuena por tu publicación!

    1. Gracias, Lidia. Sé que algunos sindicatos se mueven y aún ejercen la crítica cuando es preciso. Me refiero sobre todo a los mayoritarios, aunque, en Andalucía, incluso los pequeños parecen estar cortos de ambiciones.
      Un saludo.

Deja un comentario

A %d blogueros les gusta esto: