Eddie goes to Hollywood

No, no se asuste. Pulse en la imagen para ver el video…

1:28: Exterior día. Eddie, el gran PunSek, habla a cámara frente a su antiguo Instituto, que no está exactamente en Algete, sino unas millas más allá: en North Hollywood.  Por cierto: tan didáctico es este venerable señor que no duda en explicarnos que “Eddie es el diminutivo de los americanos para Eduardo…”. Gracias, Maestro.

1:50: Eddie repite, palabra por palabra, un axioma que le es caro. Axioma 1: “Seguramente, con toda certeza (sic), en las Escuelas siguen destilando contenidos académicos en los cerebros”. Tropecientos programas de Redes y nuestro sabio aún no ha descubierto el verbo “instilar”. Paciencia, que es la madre… que lo parió.

2:15: La Escuela de antes, dice, estaba muy bien para el mundo industrializado. Pero la hodierna debe hacer de los alumnos seres innovadores y creativos. ¿Cómo? “Ayudando a los jóvenes a elegir cuál es su dominio, qué es lo que les gusta, y no tanto enseñarles lo que está ocurriendo fuera de ellos mismos”.

No, no,  ¿para qué? Mejor que sigan pensando la democracia partidista como un sistema inmaculado e inmune a toda crítica; que el dinero público no es de nadie; que la Filosofía es asunto de chiflados y los niños vienen de París. Bueno, no. Esto último se les explicará con mimo, por cuanto, en algún momento, habrá de ocurrir “dentro de ellas mismas”.

Solipsismo infantil. (Redundancia).

3:15: Interior día. Marc Prensky afirma: “El deber de las escuelas es motivar a los chicos”. Y se queda tan ancho como parece. Y añade: “Los niños no son hiperactivos: simplemente, no escuchan.” La solución para que lo hagan es encontrar “aquello que les apasiona”, aunque no especifica si las motos a escape abierto, los politonos y el porno checo entran en esta categoría.

4:00: Prensky anuncia que nos va a regalar una metáfora. Gracias, salao. Así, compara a los alumnos con “cohetes espaciales” que “necesitan ser programados adecuadamente”. Guau. Una metáfora muy-era-industrial, isn´t it? Asusta un poco la imagen, Míster. Ah, pero no olvide pasarme el manual de instrucciones.

4: 35: Un señor llamado Richard nos plantea el reto de los educadores del siglo XXI. Axioma 2: “Los niños aprenden más por sí mismos y en las redes sociales que en el aula” ¿Todos? Eso parece. “Los niños son consumidores sofisticados. Ya no tienen que esperar a que les enseñemos las cosas: las encuentran por Internet”. Sí, es cierto: no conozco ninguno que entre en Tuenti. En cambio, son legión los que consultan la Enciclopedia Británica o… Redes.

Consumo sofisticado. (Nonada).

5:30: Interior día. Eddie habla con Ken Robinson: “Dijiste, hace años, que subir los niveles no conduce a nada si éstos están equivocados”. Aun aceptando que el sistema sea anacrónico, como asegura Robinson, que me digan dónde, al menos en España, “se han subido los estándares de aprendizaje”. Prosigue el invitado: “Se insiste en Matemáticas y Lengua, pero no son lo único que cuenta en Educación. También son importantes las Humanidades, la Música y la Educación Física”. Buena oportunidad para que Eddie apuntase: “Pues, ¿sabes, Ken?, es un hecho probado  que las Humanidades están perdiendo terreno en España… ¿Sabías que el Plan de Estudios de Música es inexistente en Primaria y absurdo en Secundaria? Pero el sabio del FMI calla como rabiza…

8:00: Objetivos de la Escuela para Mr. Robinson:

1. Económico. La Escuela debe preparar al individuo para unos retos económicos y unas profesiones que aún no existen. Recemos para que cobren existencia al acabar los estudios.

2. Cultural: cuestión identitaria. Dice Robinson que en España se pretende inculcar la cultura española. Sí, sí: en Amorebieta y en Granollers, con especial ahínco. Consiguiente mención al mundo “turbulento, globalizado, cambiante….”. Bostezo.

3. Personal: descubrimiento de talentos y destrezas. Nueva alusión económica.

11:00: Documental merengoso y maniqueo. Hay una escuela tradicional que sólo emplea la repetición mecánica y otra, megachachi, que alienta la creatividad.

15:00: Robinson habla, pues, de creatividad y, de nuevo, de la vieja cultura industrial e ilustrada. Rompe una lanza por las disciplinas artísticas, lo cual nos place. Pero el tipo va y dice que la razón de que estas materias estén en el escalón más bajo de la jerarquía obedece a su escasa productividad económica… ¡La misma que él ha planteado como el primer objetivo de la Educación contemporánea! Con todo, ésta es la parte que más me gusta de la entrevista.

18:34: Ataque a los tests de inteligencia. Bien hecho.

22:00: Momento culminante: La voz en off de un niño verbaliza los pensamientos del alumno en el aula, adoptando, una por una, todas las ideas de PunSek y sus gurús de cabecera. Es como si Eddie Krüger se hubiera colado en su mollera, lo que le da al niño un aire siniestro.No nos motivan”, dice. El niño, qué raro, lo pasa bien jugando al fútbol y cambiando cromos. De lo que se deduce que la Educación debería ser una actividad más parecida a jugar al fútbol o a cambiar cromos. “Tenemos el mundo a nuestro alcance, con un clic”. El niño (que andará por los once o doce años) confiesa que se pasa horas en Internet: “Viendo videos… Jugando…”

No se lo pierdan.

 

Exterior. Noche.

 

Punset, Ministro

A riesgo de ser pesado, hoy vuelvo a hablar de Punset, nuestro sabio de cabecera, luminaria sin cuyo esplendor no habremos de encontar el camino. Provisionalmente, me he unido a un grupo en Facebook llamado: «Eduardo Punset para Ministro de Educación». La descripción del sitio reza así:

Sólo un nómada del siglo XXI puede ayudarnos a seguir caminando con cierto tino en este vertiginoso nuevo siglo. Sólo una mente abierta, receptiva, sabia, puede ayudarnos y la necesitamos en los centros.

Veo entre los administradores profesores universitarios, CEPS completos y hasta portales educativos. Nada que objetar a todo ello: cada uno es muy libre de escoger el chamán que más le guste, ya sea nómada o sedentario. De lo que se trata es de analizar si de verdad necesitamos que se pase por nuestros centros el atinado beduino de las emociones.

Antes de que Don Eduardo estreche la cartera ministerial contra su corazón generoso y noble, conviene repasar sus ideas sobre la educación. Matizando, eso sí, que no son tanto suyas como de los científicos a los que entrevista con su voz de ensimismado arúspice: en este caso, el psicólogo Robert Roeser. Echen un vistazo al video, estimados colegas. Y tengan miedo, mucho miedo:

La revolución educativa

La voz en off ya nos alerta de que es preciso «redefinir el papel de profesores y maestros». Como uno está abierto a las propuestas, siempre que éstas me convenzan, sigo atento a la pantalla:

1:25: Punset: «Si hay algo de lo que estamos casi seguros hoy en día es de que tenemos que transformar la educación de nuestros maestros»[…] Lo que sí sabemos es que no nos sirven maestros que sólo destilen conocimientos académicos en las mentes de los treinta niños que forman su clase, a veces gritando casi todo el rato».

Dos ideas-fuerza, pues:

a) El problema educativo es responsabilidad casi única de unos maestros trasnochados.

b) La indisciplina es una condición previa del proceso de enseñanza-aprendizaje.

Repare el asustado lector en el lenguaje escogido. El maestro no reeducado es inservible. ¿Cuál es su falta? «Destilar» conocimientos en las mentes infantiles. Supongo que el divulgador barcelonés quiere decir «instilar». Más que nada por una mímica que da a entender el proceso de goteo con que un rijoso enseñante vierte el seminal líquido de la sabiduría en la cocorota discente. La verdad es que, así dicho, suena bastante obsceno.

Según Punset, los maestros deben aprender a gestionar las emociones universales de sus alumnos. Porque, como todo el mundo sabe, cuando uno explica las Guerras Médicas o muestra a los chicos el arte de Garcilaso lo hace con la voz neutral de una máquina expendedora:

– Su soneto. Gracias.

2:32: «La gente se acaba de dar cuenta de que la culpa no es de los estudiantes ni de los padres, ni siquiera del Estado. Realmente, lo que necesita un cambio radical es la formación de los profesores[…] ¿Te parece demasiado radical como postura?

¿Me permite, Don Eduard, que sea yo quien le conteste? Sí, me parece bastante radical, amén de simplista y poco científico. Lo que a los profesores les falta es que usted llegue a Ministro, para que así las turbas sepan en quién deben hundir la bayoneta. Espero que los padres de mis alumnos no vean su programa, porque temo que los dieciséis objetores que tengo en 1º de ESO C me culpen de no haber gestionado correctamente sus desaires. De nuevo, su lenguaje corporal le delata. Esas manos que parecen retorcer un pescuezo imaginario cuando alude, vibrante, al  «cambio radical»… Jesús.

4: 35: Gemma Morales: «El discurso de la Administración es correcto. Quizá es que no dotan de los recursos humanos que hacen falta».

Otro tópico logsiano. El plan es bueno, pero nunca hay dinero suficiente para garantizar su éxito. Propuesta I: destinen las subvenciones sindicales a infraestructuras educativas. Propuesta II: cuando se den cuenta de que no es ése el problema, vayan pensando en el plan B. Si lo tienen. Propuesta III: Desmantelen el Ministerio de Educación y dimitan.

5.00: Discurso pseudorreligioso sobre la vocacionalidad docente. De fondo, música de campamento. Sonrisas, buen rollo, Sesame Street. En cualquier caso, la Directora ya ha reconocido que el nivel académico es muy bajo. Menos mal que son buenos chicos. Por supuesto, la dire maneja como nadie el lenguaje coeducativo: todos/as, profesores/as, alumnos/as, etc.

9:00: Capítulo hermoso sobre la resolución de conflictos. Alumnos mediadores. Terapia grupal. Glosolalia. Una profe reconoce que, cuando de por medio hay bandas juveniles, la cosa es más… complicada. Ya me imagino, ya.

15:00: Descubrimiento de la pólvora: la memoria es importante. Esto no lo había dicho ningún sabio desde la época de Séneca. Por lo menos.

No cito al profesor Roeser por la sencilla razón de que, aunque mueve los labios, no dice nada. El recurrente discurso de la complejidad moderna, la globalización y la multiculturalidad. Apuntes sobre una moral universal innata. Educar corazones. Cháchara.

Quede dicho que cada uno es muy libre de tener las ideas que le plazcan sobre la educación, las emociones y el sunsum corda. Lo que no nos place tanto es que se apunte a los profesores como los únicos culpables del fracaso, basándose en unos (pre)supuestos científicos que se fundamentan, a juzgar por la oratoria de sus profetas, en un sinfín de premisas tan vacías como el Calendario Zaragozano.

Sinceramente, espero que este antiguo miembro del FMI no llegue a Ministro.

Lamentaría que sus decretos me llegasen al corazón.

(Nota: acabado el post, me apresuro a abandonar el grupo «Eduardo Punset para Ministro»)

Todos estamos enfermos

Con ustedes, veinte minutos de nada, queridos amigos.

Si en Punset, gestor de melancolías, analizábamos distintos comentarios de Don Eduard al respecto de la revolución educativa pendiente,ahora asistimos a su conversación con uno de los gurús de tan anhelado cambio de paradigma.

Admiren la profundidad del diálogo, la sutileza de las argumentaciones, el rigor científico de las propuestas. Para los dubitativos, aquí les dejo un jugoso extracto de la charla, leído el cual es posible que aún alberguen dudas acerca de quién es Alcibíades y quién Sócrates:

Claudio Naranjo: «Una educación emocional, que tendría que ser una educación sin hacerle caso al hecho que la gente llega ya dañada de la escuela, la gente llega gritona o llorona, o rabiosa, o malhumorada, porque es una peste que se transmite a través de las generaciones, va de padres a hijos, es un mal, como una plaga emocional que la educación tendría la posibilidad de detener»

Eduard Punset: «Y, ¿esto lo puede enseñar alguien que también está «dañado»?»

Claudio Naranjo; «No, no. Por eso yo digo que no es cosa de formar formación formadores en la forma habitual, académica, sino que hay que introducir un elemento nuevo que es transformar, en parte es curar, pero también darle una dimensión de experiencia espiritual, aunque eso es una palabra muy polémica, esto, a los educadores, ayudar a la transformación de los educadores para que los educadores puedan contactar con su bienestar, con su…eh, sentir que…, eh…… ¡sentirse menos presa de su ego!».

Un viejo maestro me dijo que en la forma se manifestaba la claridad del fondo. Es decir, que las ideas largamente maduradas en la despensa del cerebro debían poder expresarse de un modo bello y simple.

No así, Don Claudio.

Punset, gestor de melancolías

La educación emocional en los colegios es el futuro, dicen. El sr. Punset hace su papel de vocero de la buena nueva, y, con él, quizá, sus más de ciento veinte mil seguidores en Facebook. «Gestionar las emociones»: he aquí el nuevo mantra que ya se empieza a oír en las escuelas, y del que  maravilla el bordón tecnocrático que sostiene la bienintencionada plegaria. Gestionar es el verbo de moda en la actualidad. Pero no a la trágala, no:

El aprendizaje social y emocional no puede darse de forma voluntarista y espontánea, sino que debe aplicarse de forma rigurosa y controlada, de acuerdo a parámetros científicamente controlados.

Finalmente, educación emocional en los colegios (7 de abril de 2010)

Es curioso que en lo tocante a los asuntos del cuore, de suyo tan movedizos, se prescriban el rigor y el control que en los asuntos académicos son considerados neolíticas reminiscencias autoritarias. Muy curioso. Como también extraña que, en plena era constructivista, hayamos alcanzado tan «realistas» certezas en un campo sinuoso como es el de las emociones.

Navegando por la Red he visto cosas que no creeríais, he visto hasta rayos C brillar en la oscuridad cerca de la puerta de Tannhäuser:

El SAT en la Educación

Y es que el discurso cala entre muchos maestros y profesores que, como ex-adictos, confiesan a cámara cuán ciegos estaban que no vislumbraron el poder del zen y la empatía teledirigida. Ciencia y misticismo oriental nos llevan de regreso a los instintos, al grito primordial de autoafirmación. Back to basics.

¿Cuál será, pues, a partir de pasado mañana, la misión de los sistemas educativos en el futuro? ¿Formar especialistas? No. La reforma de la enseñanza se propondrá dimensionar ciudadanos en un mundo globalizado. ¿Pertrechar las mentes de sus estudiantes? No. Los esfuerzos venideros en materia educativa apuntarán a reformar los corazones de la infancia y la juventud, olvidados por la obsesión exclusiva en los contenidos académicos.

Tenemos un sistema educativo instalado en la Prehistoria
(29 de Noviembre de 2009)


Esto afirma el sabio Punset, el profeta sentimental. Nada de obsesionarse, colegas: vuestra tarea es arrancar de los discentes una sonrisa. O, en su defecto, «dimensionar ciudadanos en un mundo globalizado»:

Docente: Verá, es que su hijo se ha cagado en mis muertos.

Madre (o, improbablemente, Padre): Ya, ya… Es que no veo yo que me lo dimensione…

Docente (pensamiento no verbalizado):  A otra dimensión sí pensé en mandarlo, no crea…

«Escenas Clandestinas de un Centro Emo-Core» (Autor Anónimo)

Comparto con Punset la tesis de que nuestro sistema educativo es un completo desastre. Pero no, como él afirma, por permanecer anclado en la Prehistoria, sino por ensayar revoluciones que nos vendieron sustentadas en bases tan científicas, al menos, como las que él mismo agita ahora sobre nuestras ignaras cabezas. Esto es: LOGSE, LOE y lo que te rondaré morena. Desde entonces, está claro que la obsesión por los contenidos no es el sello distintivo de nuestros institutos: bachillerato mínimo, títulos en almoneda, volatilización de las asignaturas, condena burocrática de la excelencia, competencias básicas, adaptaciones al contexto, diversificaciones curriculares, promociones automáticas… ¿Obsesionados? Descuide, Don Eduard: se han puesto ya los suficientes mimbres como para que resulte imposible enseñar nada.

Eso sí, lo que abunda son materiales como la mochilita de la paz y el kit de salud sexual, las charlas sobre violencia de género y drogodependencias, las excursiones medioambientales y los días D: del Niño, de los Pueblos Oprimidos, de la Pax Romana, de las Tres Culturas, del Maltrato Animal y de las Rabizas y Colipoterras. Nunca hasta hoy se había insistido tanto sobre los valores y el despliegue universal de la bonhomía. Cada día, en un centro cualquiera, se celebra, de un modo u otro, la ingénita inocencia del ser humano. Y todos bailamos, alegres, el Kumbayá mientras recitamos infumables poemas sobre el canto de los grillos. Lo malo es que la legión de adolescentes a los que se bombardea con este altruismo de saldo ignora que son objeto de una gran estafa. Precisamente la que basa su timo en esconder el conocimiento tras el humo lacrimógeno de las emociones.

En cualquier caso, se objetará, habremos conseguido formar mesnadas de jóvenes filantrópicos y solidarios. Bueno, pues qué quieren que les diga: siendo prudentes, acaso en la misma proporción que generaciones pasadas. De hecho, lo que ocurre en el día a día de un aula poco tiene que ver con estas palabras de Mr. Punset:

¿Cuáles son los cuatro deberes que los niños en las escuelas están aprendiendo ya y que, sin embargo, muchos políticos no se paran a imitar?

1. Focalizar la atención es el primero de ellos.

2. El aprendizaje social y emocional –o si se quiere, la gestión de las emociones negativas como el odio ideológico, el desprecio y la falta de empatía– constituye la segunda pauta del nuevo abecedario que se está enseñando ya a los niños, pero que desconocen todavía los dirigentes empresariales y políticos.

3. La resolución de conflictos es la tercera pauta

4. Por último, están disminuyendo los índices de violencia a nivel mundial y aumentando los de compasión y altruismo.

¿En qué se educa mejor a los niños de hoy? (4 de Abril de 2010)

Pero, bueno, sr. Punset, ¿en qué quedamos? ¿Es la educación emocional la revolución pendiente o ya está debidamente implantada y es, así, espejo para políticos y empresarios? Obsérvese que entre una afirmación y otra median poco más de cuatro meses. A lo mejor lo que ha pasado es esto:

Por ello, nos enorgullece anunciar un programa pionero en España para liderar la introducción de la gestión emocional en el sistema educativo. La Institución Educativa SEK, en colaboración con la Universidad Camilo José Cela y con la Fundación Redes para la Comprensión Pública de la Ciencia, comenzará a aplicar en sus colegios un proyecto de gestión emocional avalado científicamente por la Collaborative for Academic, Social and Emotional Learning (CASEL).

Finalmente, educación emocional en los colegios

Ah, vale, vale… ¿He leído Redes? En ese caso, asunto resuelto, quod erat demonstrandum, ok. Chachi. Menos mal que la filantropía de los profetas garantiza la ausencia de ánimo de lucro.

Tal y como sospechábamos, pues, la revolución ya está aquí. Que exista un Teléfono de atención al docente debe de ser la consecuencia lógica de tanta inteligencia emocional desparramada por los pasillos colegiales. ¿Eh, Don Eduard?

Y, ustedes, profes, ya saben:

1. El conocimiento no transmite suficientes valores. Lo que se lleva ahora es gestionar la melancolía.

2. Están ustedes en un error si piensan que Shakespeare sabía cosa alguna sobre las emociones humanas. ¿Acaso era neuropsicólogo?

3. Los padres no están como para perder el tiempo educando emocionalmente a sus hijos. Eso es cosa suya, además de vigilar, castigar, mediar, rellenar papeles, hacer de bombero, esquivar bofetadas y ser Foucault.

4. Aquí no hay distingos: si hay que hacer una terapia de grupo y abrirse en canal los chakras, se hace. En Primero de Primaria o el día antes de la Selectividad.

y 5. Sepan que, hasta ahora, ustedes no fueron capaces de mostrar sentimientos humanos. ¡Chssst! ¿Cómo que por qué? ¡Porque ustedes son de la generación que leyó a Shakespeare en lugar de a Daniel Goleman!

Ignorantes.