En el útimo claustro figuraba un curioso punto en el orden del día:
«Informe estadístico del Inspector sobre los resultados de la Primera Evaluación.»
Alguien ajeno al casposo mundo de la burocracia educativa española podría colegir que tal Informe es fruto de un riguroso y pormenorizado estudio de cuantas variables inciden en los resultados académicos. Incluyendo, sí, la existencia de un numeroso grupo de alumnos que carecen tanto de las habilidades básicas (leer y escribir en correcto español, entender un sencillo texto de diez líneas, manejar la aritmética elemental) como del más mínimo interés por seguir el itinerario forzoso de la Enseñanza Media.
Pero no. Esto es España; y, más concretamente, Andalucía.
Según nos comunicó el Director, la Inspección andaluza ha establecido un baremo por el cual clasifica los Institutos en buenos y malos. Agárrense:
«Buenos» serían, cito textualmente, «aquellos que presentan un 80% o más de alumnos con todas las asignaturas aprobadas en, al menos, la mitad de niveles obligatorios.» Por ejemplo: un 80% de alumnos «limpios» en 1º y 2º de ESO.
«Malos» serían los Institutos que «presentan un 30% o menos de alumnos con todas las asignaturas aprobadas en la mitad de niveles obligatorios». Por ejemplo: sólo un 30% de alumnos «limpios» en 3º y 4º de la ESO.
Este baremo es, claro, completamente absurdo. De seguir su lógica, un Instituto que tuviera un 100% de aprobados en 1º y 2º, pero un 0% de aprobados en 3º y 4º, sería calificado como «bueno».
Como los resultados de la primera evaluación nos sitúan entre los «malos», el Inspector ha sugerido que va a emplearse a fondo… con nosotros. La pregunta inmediata que se nos lanza es: «¿Qué vais a hacer, profes?». Según nos comenta nuestro equipo directivo, el Inspector va a «roer este hueso hasta el final», lo que promete mucha fiesta y pipas de la paz fumadas en alegre compaña.
Pero es que los Inspectores – oh, Musa – no dan clases. Muchos de ellos ni se acuerdan de lo que significa coger una tiza, y su cargo no es consecuencia de un excelente desempeño pedagógico, sino de una oposición que nada tiene que ver con la maestría y la transmisión del conocimiento. Por no conocer, no conocen ni a los alumnos. No conocen a sus profesores. Sus visitas coinciden con períodos de evaluación, y se limitan a la fría recensión estadística de un avinagrado contable. No están para ayudar, sino, en todo caso, para vigilar. Y, quién sabe, tal vez también para castigar.
Como es natural, el claustro se solivianta. Algunas voces irónicas preguntan lo inevitable: «Y él, ¿qué estrategias sugiere que implementemos?»
El Director recita, con escepticismo, la consabida cantinela: «Según dice, hay que motivar a los alumnos, adaptarse a sus intereses, ensayar nuevas metodologías…». Él mismo se ofrece para venir a un claustro y facilitarnos estrategias de eficacísima implementación.
Le decimos que adelante, que lo invite a nuestro sancta sanctórum y nos ilumine. De paso, podremos devolverle la pregunta: «Y usted, ¿qué va a hacer?» ¿Qué van a hacer sus jefes con los siguientes problemas?:
– Convivencia: El año pasado se pusieron en mi centro 1400 partes disciplinarios en Primer Ciclo (1º y 2º de ESO), repartidos entre 100 alumnos. Sólo 90 en Segundo Ciclo (3º y 4º) ¿Le dice esto algo acerca de las dificultades diarias que debemos afrontar?
– Promoción Automática: Los alumnos objetores se concentran en 2º de ESO, donde puede darse el caso de una clase en la que un 80% son repetidores de 1º y 2º. Pero, ojo, repetidores «pata negra», de esos que sólo están esperando cumplir la edad reglamentaria para inscribirse en un PCPI.
– Comprensividad: Todos hasta los 16 años por el mismo carril. Los que quieren estudiar y los que no. Los que quieren ir a la Universidad y los que preferirían aprender un oficio o, sencillamente, no hacer nada.
Me basta que me responda a cualquiera de las tres preguntas, pues todas son una variante del mismo problema: la LOE.
Sabemos que esto ocurre en todos los Institutos andaluces, y que la labor de acoso al profesor está, aunque no lo parezca, sólo en una fase temprana. Lo bueno viene ahora. Y, ¿por qué? Muy sencillo:
Europa exige un 15% de fracaso escolar en un plazo de cuatro o cinco años. Andalucía duplica esta cifra. Hay, pues, que conseguir aprobados como sea. Por lo civil o por lo penal. Los Inspectores son la infantería que la Administración se propone azuzar contra los claustros, allí donde los porcentajes no coincidan con los deseos del Gran Hermano. Pero tal infantería no va desarmada: sus jefes los han provisto de un arma de destrucción masiva que se llama…. ROC.
Un reglamento que intenta minimizar la importancia del conocimiento, fomenta el control político y consolida una metodología oficial ( es decir: un dogma, una doctrina) basada en los mismos principios que nos han llevado al fracaso.
Si queremos preservar nuestra libertad (no sólo de cátedra) y la de nuestros alumnos, es el momento de pegar un golpe en la mesa. Queda poco tiempo para que la Escuela, como tal, haga mutis por el foro.
Para que el profesor caiga en el olvido en favor de una nueva figura:
El Licenciado Canguro.
Esto es rigurosamente cierto:
Hace dos años, tuve que dar la cara delante del inspector -como Jefe de Departamento- acerca de un supuesto «poco uso de la lengua extranjera en clase» por parte de dos de mis compañeros.
Desafiado por el inspector, tuve que argumentar (desde la teoría metodológica de enseñanza y adquisición de lenguas extranjeras, que casualmente domino, ya que soy Filólogo y tengo hechos varios cursos de doctorado sobre el tema) acusaciones tan triviales como que
-«Los errores hay siempre que corregirlos, si no persisten».
-«Los alumnos deben responder mediante frases completas, no basta con contestar a lo que se les pregunta».
-«¿Acaso los profesores no hablan en la lengua extranjera porque no la dominan? ¡Pues hay que reciclarse!».
-«En todos los institutos de Andalucía se dan las clases en la lengua extranjera».
Amablemente, pregunté al inspector en qué enfoque, teoría, método o conjunto de principios cognitivos, socioafectivos o lingüísticos basaba él (ex profesor de Física y Química, desertor de la tiza hacía 16 años)sus pintorescas ideas sobre adquisición de segundas lenguas, ya que yo estaba muy interesado en conocer esa parte de la teoría, que sin duda se me había escapado… solo así logré que se aplacara y nos dejara en paz.
¿Por qué tuve que recordar a un inspector que los que damos esa materia somos especialistas en ella? Y que conste que lo digo sin ápice de soberbia.
En primer lugar, felicidades por este blog, pues coincido con los temas elegidos, tanto en música como en educación, así como con los enlaces y formato en general: fácil y de gusto compartido.
Sobre el asunto de la inspección y la situación de los centros, es prácticamente idéntica a lo que sucede en el mío, de los llamados «de Atención Preferente», con compensatorias y diviersificaciones y adaptaciones y pcpis abundantes pero nunca suficientes -casi todos los alumnos «optan» por estas opciones-. El caso es que, como donde más suspenden es en lengua (se podría explicar algunos de los otros aprobados, pero los dejo a la libre imaginación de cada cual) el inspector vino y, tras decir que teníamos que mejorar en nuestra asignatura, fuese.
Consecuencias inmediatas: llamada del director al jefe de Dpto. y futura reunión de los miembros del mismo para ver qué hacemos.
Supongo que habrá que proponer ideas metodológicas nuevas, rebajar los contenidos mínimos -aunque ya lo hicimos a comienzo de curso en todos los niveles de la secundaria, y en algunas clases se reducen aún más-, actividades lecto-escritoras de Infantil para motivar y facilitar la integración y comprensión -¿o era comprehensión?-…Y al final, pues aumentar el número de aprobados como sea, por ejemplo, pasando la asignatura pendiente del curso anterior por haber asistido al actual, o dando el título de la E.S.O. con la lengua pendiente -y alguna-s más que a veces no tienen más remedio- aunque no se conozca aún la letra del alumno -las voces sí-.
Sólo entonces la inspección estará contenta con nosotros, cuando haya muchos titulados en la E.S.O.
pese a que no sepan hacer la O con un canuto.
¿Y qué respuesta dar con una ley(LOE) que profundiza el disparate de la LOGSE y un ROC que sólo culpa a los profesores a los que deja indefensos? Pues pienso que estamos jodidos: o se consigue que el alumno esté en silencio -solo se necesitaría eso, realmente- o se avinagra uno poniendo los miles de partes que todo centro llena y tira anualmente. La otra solución es aprobar a todo dios y, puesto que dada la materia no podemos darles balones para que jueguen en el patio, que practiquen la lengua sin que nos alcancen sus ruidos -tapones auditivos transparentes solicito como material escolar-.
Porque la protesta real del profesorado es un mito inalcanzable, dada la disparidad del cuerpo y la cobardía general que padecemos en esta sociedad hipotecada.
Soy pesimista, nihilista o punk, pero realmente adopto el lema esencial: no futuro, y en la educación, tal y como yo la veo -y he recorrido unos seis centros andaluces en once años- tampoco pasado, sólo generaciones de alumnos (y de profesores) muchas de ellas jodidamente perdidas.
Muchas gracias, Fermín.
Sus palabras son descorazonadoras, no tanto por el tono como por lo que tienen de ciertas.
Un cordial saludo.
Todos tenemos muy claro cuales son las intenciones de nuestro consejero, al igual que sus ilustres antecesores, aprobar a todo bicho viviente para que no se note la incompetencia de su partido en Andalucía.
Metodología: Aleccionar a sus comisarios políticos, los inspectores, para que vayan por los centros intimidando al profesorado que impiden el brillo del sistema educativo andaluz.
Las sandeces de la motivación, actividades significativas para el alumnado, etc. son las locuras de un grupo de caballeretes ignorantes que abandonaron la tiza para cobrar 1000 € más al mes y que les subiera la autoestima al humillar a sus antiguos compañeros, voy comprendiendo la casposa frase «La erótica del Poder».
La única solución, y estoy seguro que los que vendrán no lo harán bien, es echarlos de sus despachos y poltronas en las elecciones autonómicas y generales.
Tampoco hay que hacerse muchas ilusiones pues ya vimos los resultados de las últimas elecciones sindicales. Continuismo consecuencia de lo bien que funciona la educación en Andalucía.
Como en el caso de los sindicalistos será sumamente higiénico, eficaz y curativo para los problemas que planteásteis al inspector QUE LOS INSPECTORES TENGAN PRECEPTIVAMENTE TAMBIEN PERIODOS OBLIGATORIOS DE DOCENCIA DIRECTA CON ALUMNOS QUE NO SEPAN QUE LO SON y entrevistas con esos padres mamporreros administrativos de profesores a los que actualmente defienden y apoyan con ese miserable entusiasmo que niega la evidencia.
Otro gallo nos cantaría.
Dice la cincuentona Marianne Faithfull que en sus días jóvenes se cepilló a tres de los Stones antes de «quedarse»-al menos por un tiempo- , con el cantante . Tras visionar el vídeo no me extraña…: esos meneos y esas protuberancias…Ummmm!!. Bueno, es un placer visionar los vídeos y leer tus artículos Nacho. Es un lujo y quiero agradecerte dejarme disfrutarlo… mientras dure.
Mucho afecto para tí y para el resto de los colegas de profesión.
Gracias, Licenciado.
He de confesar que me ha inquietado ese suspensivo «mientras dure»…. 🙂
Que usted lo vea.
Un abrazo.
No te inquietes Nacho. Sólo exteriorizaba una inquietud mía pues no estoy acostumbrado a que se me respete y acepte…
en la vida «real» .
Yo también a tí.
En ciertos ambientes…quería decir…
Sin que sirva de ningún consuelo, no se piense que la situación que con tanta precisión describe Nacho, es exclusiva de Andalucía. Soy profesor de música en Madrid y ya he pasado por unos cuantos centros del Este, Sur y Centro (aunque conozco la situación del Oeste por un sobrino y es idéntica, en el Norte -la llamada Sierra Pobre de Madrid- apenas hay centros), y lo que he visto siempre, lo que hay, son los miles de partes, alumnos con los que realmente es imposible hacer nada (esos que acaban en un rincón ignorándote), clases muy difíciles, problemas absurdos. También estamos con los planes de mejora, que en resumen lo que intentan es salvar las apariencias como sea y este «como sea» ya sabemos lo que significa. En definitiva, más o menos mi experiencia coincide con la de Fermín y nada más puedo decir.
Aunque sea cansado, debemos agradecer a gente como Nacho por denunciar esta realidad y además hacerlo con tan buen estilo y fondo. MI más sincera felicitación por este blog tan estupendo, Nacho.
Gracias a ti, Francisco Javier.
Ya me imagino que los andaluces no son los únicos que padecen este calvario.
Ánimo.