Caballo de Troya (letras)

 

 

COACH

Es un tipo encantador,
con un innegable don de gentes.
Es un tipo encantador.
Encantado de conocerse.

Vende baratijas de Oriente,
proverbios de segunda mano.
Antes trabajaba en Suzuki
y ahora dice que le vuelve loco el kabuki.

Puedes verlo en un curso de verano
o de invitado en una charla TED.
Es un animal de escenario,
tanto sentado como de pie.

Cualquier momento es un buen momento
para una pausa
dramática.

Coach. Coach. Coach. Coach.

Coach dice: disfruta el ahora.
Coach dispara frases de Sun Tzu.
Coach dice: saborea el instante.
Tengo que apuntarme a clases de kung fu.

Un experto con sesenta horas,
entre Gordon Gekko y Hare Krishna.
Llega sonriendo a la oficina:
«Tenemos que aumentar la tasa productiva».

Coach canta canciones de Enya.
Coach recita versos de Benedetti.
Coach se mueve como una serpiente.
A Coach le gusta mi cuenta corriente.

Cualquier momento es un buen momento
para una pausa
dramática.

Coach. Coach. Coach. Coach.

Por lo que podamos encontrar,
mejor no buscar, Coach.
Por lo que podamos encontrar,
mejor no buscar.
Coach.
Coach.
Coach.
Coach.
Coach.
Coach.

 

NUNCA HE ESTADO EN AMÉRICA

Yo no he matado a tu familia, güey.
Debes de tomarme por otro.
Llevo aquí ya más de quinientos años,
bebiendo en la bodega de la Calle Adriano.
Sólo he servido a una cruz: la Cruz del Campo.
Sólo he servido a un rey: Barón de Ley.
Yo no he matado,
yo no he matado a tu familia, güey,
porque

nunca he estado en América.
Nunca he estado en América.
Nunca he estado en América.
Nunca.
Nunca he estado en América.

Hernán Cortés, Del Castillo, De Las Casas.
Elige el que tú quieras: no aparezco
en la Matanza de Cholula,
ni tuve alianza alguna
con los totonacas
o con los tlaxcaltecas.
Yo estaba haciendo cuentas para la hipoteca.
Yo estaba haciendo barcos en las Atarazanas,
soñando con un viaje a la Riviera Maya.
Yo no me encamé con la Malinche, güey.

Nunca he estado en América.
Nunca he estado en América.
Nunca he estado en América.
Nunca.
Nunca he estado en América

Vi llegar papagayos, manises, montañas de tabaco.
Vi cómo embarcaban miles de gallinas, cerdos, caballos.
Yo estaba aquí, fumando en la Calle Adriano.

Déjate de historias de Tenochtitlán.
Las cosas nunca fueron como las cantó Neil Young.
Cuando tú escuchabas Cortez the killer,
yo estaba despertando en una España libre.
Y ya nunca más me moví de aquí.
Y ya nunca más me moví de aquí.
Fueron de tu estirpe, no los de mi sangre,
quienes te partieron la madre, güey.

Nunca he estado en América.
Nunca he estado en América.
Nunca he estado en América.
Nunca.
Nunca he estado en América

Lo más cerca que he estado de América
fue en 1929.
O quizá fuera en 1992.
Expo 92. Expo 29.
Bebiendo golpes de tequila
en el Pabellón de México.
Muestra de arte azteca, olmeca, chichimeca.
¿Qué es exactamente lo que se celebra?
¿Qué es exactamente lo que se celebra?

 

CUALQUIER ESTÚPIDA CANCIÓN DE MODA

Como al caer un velo de ignorancia,
así,
una vez anulado todo filtro,
lo que queda es el peso exacto de la carne
y un decorado de pensión barata.

Afasia estructural, mechas quemadas.
Oscuros mercaderes
y un desguace a ritmo de bachata.

A ritmo de guaracha.

Como al caer los dioses del Valhalla,
así,
una vez apurado todo filtro,
lo que queda es la bruma espesa del olvido.
Una clase de step. Otra de zumba.

Si empiezas a cavar tu propia tumba,
procura que la pala vaya a ritmo.
A ritmo de bachata.

A ritmo de guaracha.

Esperas la llegada
de un dron a domicilio.
Ya nunca volverás
en busca del anillo,
ahora que conservas el tiempo en tu bolsillo,
ahora que tu cuerpo se desliza
a ritmo…

Y mientras la embajada de magufos
está de vuelta en Voronezh o en Roswell,
aquí los pajaritos cantan,
citando a Orwell,
cualquier estúpida canción de moda.

¿Quién es el último en la cola?
¿Quién es el último en la cola?
No importa, mientras vaya a ritmo
de bachata.

A ritmo de guaracha.
De bachata.
De guaracha.

 

LA VIDA COTIDIANA EN LA EDAD MEDIA

Cuarenta y tantos.
Dispuesto a todo,
sale al encuentro de la noche.
Pero ya son cuarenta y tantos.

Frecuenta sitios como el Bariloche.
Conoce los secretos de La Caja Negra.
En la puerta del servicio, un letrero reza:
Sic transit gloria mundi.

Es la crisis de la edad media,
y todo se propaga como la peste.
Corredores de fondo al borde del colapso,
grupos de veganos penitentes.
Tú mismo, en el after,
bailando con las guiris
la danza de la muerte.

Inaceptable.

Corta, brutal, solitaria.
La vida cotidiana en la Edad Media.
Corta, brutal, solitaria.
La vida cotidiana en la Edad Media.

Tanto pasado como futuro.
¡Adaptación al medio!
Una mañana, un dolor nuevo:
una punzada en el pecho.
Se ha recogido en el informe de los daños.
Han vuelto a gustarte las de veinte.
Has sido visto en el gimnasio.

Deplorable.

Corta, brutal, solitaria.
La vida cotidiana en la Edad Media.
Corta, brutal, solitaria.
La vida cotidiana en la Edad Media.

(Pero esto es sólo un estado de Facebook
en tu muro de las lamentaciones).

En este torneo no hay armas simuladas.
Ni dios, ni rey, ni dama.
Ah, pero algún día cruzarás la Edad Media
y huirás de todas estas cosas
como de la peste.

Cuarentaytantos
sale al encuentro de la noche.
Cuarentaytantos
sale al encuentro de la noche.
Sucede
en un abrir y cerrar de ojos.

Inapelable.
Sic transit gloria mundi.

Corta, brutal, solitaria.
La vida cotidiana en la Edad Media.
Corta, brutal, solitaria.
La vida cotidiana en la Edad Media.
Corta, brutal, solitaria.
La vida cotidiana en la Edad Media.

 

(VEN Y MIRA)

Música muzak
en el supermercado.
Eso soy.
Un sistema cerrado
que no admite energía.
Eso soy.
La bola que pasa
rozando la red
en la cancha de tenis.
Un anuncio
de cuchillos Nikkei
sonando de fondo en la tele.

Oh, Dios,
ya está aquí otra vez.
¿Quién sabe si las cosas
no tomarán un giro?
Oigo una voz que dice: ven y mira,
ven
hacia lo salvaje.
Oigo una voz que dice: ven y mira,
ven
hacia lo salvaje.

Demasiado viejo para estar allí
donde la juventud arde.
Demasiado joven para pensar
que ya es demasiado tarde.

Música muzak
en el supermercado.
Eso soy.
Un sistema cerrado
que no admite energía.
Eso soy.

¿Podrás poner freno a tanto desorden?

La mano
que mueve
la rueda
dentada
de la fortuna.
La caja-regalo
de cuchillos Nikkei.
Dos por el precio de una.

Oh, Dios,
ya está aquí otra vez.
¿Quién sabe si las cosas
no tomarán un giro?
Oigo una voz que dice: ven y mira,
ven
hacia lo salvaje.
Oigo una voz que dice: ven y mira,
ven
hacia lo salvaje.

 

CLUB DE FANS DE THOMAS BERNHARD

Ha llegado a la ciudad.
Una mirada suya basta
para congelar
el jardín romántico.

Caballos negros tiran
de calesas negras.
La alegría pertenece
al género fantástico.

Ha llegado a la ciudad.
Se avecina un frente frío
que va a hacer del sur de España
otra Centroeuropa.

Mutaciones nunca vistas
en la piel nativa.
Mujeres altas rubias, frías,
ahogadas en su ropa.

Cualquier abyección es registrada.

Esta noche abre sus puertas
el Club de Fans de Thomas Bernhard.

El salón barroco
es ahora Biedermeier.
Se cuentan viejos chistes
sobre Adalbert Stifter.

La rumba no consuela
a los corazones tristes
y en la ciudad resuenan
los Kindertotenlieder.

Hay quien dice haberlo visto
riéndose entre dientes,
al cruzar el callejón
de la Santa Inquisición.

Y hay quienes lo recuerdan
a la orilla del río,
mirando fijamente el agua,
mirando fijamente el agua.

Cualquier abyección es registrada.

Esta noche abre sus puertas
el Club de Fans de Thomas Bernhard.

Si han cerrado Miraflores,
trasplantaremos Steinhof.
Y si el Guadalquivir se hiela,
lo llamaremos el Danubio.
Toneladas de nieve
para nuestros socios
en el Club de Fans de Thomas Bernhard.

Que otros sigan al grupo de flamencos.
A mí me guía una bandada
de cuervos.

De cuervos.
De cuervos.
De cuervos.
De cuervos.

 

LA BELLEZA

Escuchad, buenas gentes,
a estos simpáticos muchachos
(licenciados en Historia y Gestión del Medio Ambiente)
que hoy han venido a contaros
qué se siente
(qué se siente)
cuando uno está en contacto permanente
con la belleza.

La belleza.

Escuchad a los amigos del pueblo,
del barrio, del extrarradio.
Aunque nunca antes nadie
antepuso Góngora al subsidio de paro,
el vodka barato, las peleas de gallos,
hoy sabréis de una vez por todas
qué demonios es eso de la belleza.

La belleza.
La belleza.

Unidad en la variedad.
Unidad en la variedad.

Aquello en lo que nada sobra.

Aquello en lo que nada falta.

Más adelante es posible que cambie el cuento.
Romeo era gay y Desdémona
una experta en artes marciales.
Aunque nunca antes nadie
antepuso Shakespeare
a tomarse un buen trago,
a pillarse dos gramos.

A vivir del Estado.

Prometed que seréis buenos.
Que nadie se hará daño manipulando
el complejo mecanismo de

la belleza.
La belleza.
La belleza.

Otros vendrán
y dirán que nada
significa exactamente nada.
Que han desmantelado los museos
y su gracia
se deposita ahora
en la esquina donde se vende,
en la cárcel donde se espera,
en la calle donde se pierde.

Pero hasta aquí, señor, no llega la señal.
No hay manera de conectarse.
No hay forma humana
de que podamos conectarnos con…

la belleza.

La belleza.
La belleza.
La belleza.

 

DISNEY 2 DARWIN 0

Es una epidemia, y es oficial.
Todo el mundo quiere cantar.
Boleros.
Decir: «Soy un artista
y puedo escribir los tristes
más versos esta noche.»

Es una epidemia, y es oficial.
Todo el mundo quiere cantar.
Boleros.
Sin nervio, sin sangre.
Boleros de algodón de azúcar,
a la venta en grandes superficies.

Hay un pelotón de víctimas
con el fusil cargado.
Hay un escuadrón de niños
con el fusil en alto.
Preparados, apunten.

Disney 1, Darwin 0.
Disney 1, Darwin 0.

(Se espera una reacción de Charlie
en la segunda parte).

Es una epidemia, y es oficial.
Todo el mundo quiere cantar.
Boleros.
Decir: «Soy único y me merezco
los dones más dulces de la providencia.
Es el tema de mi próximo libro.»

50 maneras de ser tú mismo,
40 motivos para el compromiso.
30 formas de volver a ser niño,
20 razones para el optimismo.
10 argumentos para ser tú mismo.
7 modos de volver a ser niño.
2 evidencias para el optimismo.
Sólo hay una forma de compromiso.

Conmigo mismo.
Conmigo mismo.

Hay un pelotón de inocentes
con el fusil cargado.
Preparados, apunten.

Disney 2, Darwin 0.

 

LA DISCO YIHAD

Hoy hace buen tiempo, es hora de ir a bailar.
Todo el mundo está bailando en la Disco Yihad.

Tú trabajas para tus hijos.
Ellos lo hacen para la eternidad.
Tú trabajas para tus hijos.
Ellos lo hacen en la Disco Yihad.

Nada de Aperol Spritz.
No preparan Jäger Bombs.
Viene escrito en el jadiz:
«No la tomes con
o te quedarás sin
fuentes, palacios y hurí.»

Tú trabajas para tus hijos.
Ellos lo hacen para la eternidad.
Tú trabajas para tus hijos.
Ellos lo hacen en la Disco Yihad.

Podrías caminar
sobre esa multitud que se arrodilla.
Llegarte al muecín y suplicarle:
«¿Sería tan amable de pincharme
La media luna sobre París?»
Pero esta no es tu fiesta,
ni tu barba
ha sido homologada por la CIE.
Ve a casa y abre una botella.
Allá en el fondo está el diablo.

Nada de Aperol Spritz.
No preparan Jäger Bombs.
Viene escrito en el jadiz:
«No la tomes con
o te quedarás sin
vino, jardines y hurí.»

Han decretado el toque de queda.
Han implantado la Ley Seca.
Han decretado el toque de queda.
Han implantado la Ley Seca.
Todo está cerrado a estas horas.
Todo, excepto
la Disco Yihad.

¿El portero no te deja entrar?
Nadie es profeta en su tierra.

Tú trabajas para tus hijos.
Ellos lo hacen para la eternidad.
Tú trabajas para tus hijos.
Ellos lo hacen en la Disco Yihad.

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